domingo, 2 de mayo de 2010

LECTURAS INTERESANTES

Extraido del blog de Sandra Barilari


Mitos y falsas creencias de la violencia machista

DIARIO POPULAR
Por NATALIA MUÑIZ


El hombre que maltrata es un enfermo. Él solo se comporta así cuando toma de más. Actúa de esa manera porque tiene un temperamento nervioso. ¿Y cómo quiere uno que reaccione, con todos los problemas que soporta? Tiene esa conducta porque está depresivo, no consigue trabajo. Reacciona así porque está cansado, estresado, con mucho trabajo. No puede evitarlo, es parte de la naturaleza del hombre. Con la infancia que tuvo no se puede esperar otra cosa. Ella lo lleva a esa conducta, si lo vuelve loco, cualquiera terminaría perdiendo el control. Además, si ella se queda es porque le gusta... y, en definitiva, tiene que aguantarlo hasta que los chicos crezcan.
Estos son algunos de los mitos y falsas creencias sobre la violencia de género que lo único que hacen es justificar la conducta del hombre agresor y avalar los malos tratos hacia la mujer e hijos/as -quienes presencian los hechos y los sufren también en primera persona-, como si la agresión fuese un método válido para abordar un problema, discusión o situación.
Consultada por el tema, la titular de la Red de Prevención de Violencia Familiar (REDPVF), la psicóloga Cristina Oundjian, enumeró diez de los mitos que aún -a pesar de las investigaciones y el trabajo de organismos oficiales y no gubernamentales internacionales y nacionales- siguen circulando.

MITO 1: En una pareja donde hay violencia, no puede haber amor.
FALSO: Las parejas que sufren violencia familiar están atrapadas en un ciclo donde coexiste el amor y la violencia. Es un amor posesivo, dependiente y basado en la inseguridad.

MITO 2: Un hombre no maltrata porque sí, “algo hace ella para provocarlo”.
FALSO: El hombre vive como provocación y con enojo que la mujer tenga y exprese sus propios deseos y opiniones. Los hombres basan su autoestima en su capacidad para controlar, dominar y obtener sumisión. La mujer maltratada reprime su rabia, evita las agresiones pasivamente, se somete y no cuestiona. Cree que si se porta bien, no la maltratará. La conducta violenta es responsabilidad única del que la ejerce.

MITO 3: Las parejas donde existe violencia son sadomasoquistas.
FALSO: Las relaciones sadomasoquistas son actos de común acuerdo; la relación violenta, no. Es una relación de abuso donde la víctima siente miedo, impotencia y debilidad.

MITO 4: Los casos de violencia de género no son significativos, no representan un grave problema.
FALSO: Durante años, la violencia de género fue un problema privado, de “puertas adentro”. Las investigaciones demuestran que es un problema social y de derechos humanos. La mujer e hijos no son propiedad del hombre.

MITO 5: La violencia emocional o psicológica no hace tanto daño como la violencia física.
FALSO: El abuso emocional permanente, aún sin violencia física provoca miedo, coerción, angustia, depresión. Los cuadros psiquiátricos que se diagnostican no son tales, sino secuelas del abuso crónico.

MITO 6: La violencia de género es un problema de las familias de bajos recursos.
FALSO: La pobreza y la falta de educación son factores de riesgo, pero no la determinan. Ocurre en todas las clases sociales. A mayores recursos, mayor ocultamiento del problema.

MITO 7: La violencia machista es una enfermedad mental.
FALSO: Los estudios muestran que menos del 10% de los casos de violencia de género son ocasionados por trastornos psicopatológicos de alguno de los miembros de la familia. Una persona que somete para autoafirmarse, tiene dificultades para canalizar su frustración y malestar. Las personas sometidas a situaciones crónicas de violencia a menudo desarrollan trastornos psicopatológicos como depresión, angustia, insomnio.

MITO 8: Las causas de la conducta violenta son el consumo de alcohol y las drogas.
FALSO: El consumo de alcohol y drogas no determinan la conducta violenta. Muchas personas que son alcohólicas no son violentas. Muchas personas que no son alcohólicas sostienen relaciones abusivas. Las personas que utilizan la violencia dentro de su hogar cuando están alcoholizadas, no son violentas cuando beben en otros lugares.

MITO 9: La conducta violenta tiene que ver con la naturaleza biológica del ser humano.
FALSO: La violencia no es natural, es una conducta aprendida de modelos familiares y sociales que la muestran como un recurso para resolver conflictos. No está en la naturaleza biológica del ser hombre o mujer, sino que es producto de la desigualdad de género. Se aprende en la familia, escuela, deportes, medios de comunicación. De la misma forma sería posible aprender a resolver conflictos sin violencia.

MITO 10: Si una mujer es maltratada, la culpa es suya por seguir conviviendo con el hombre.
FALSO: Las circunstancias que llevan a una mujer a soportar una relación violenta tienen que ver con la dependencia económica, estabilidad emocional y económica de los hijos, las creencias sociales, baja autoestima por no poder terminar con la situación. Asume las agresiones como un castigo merecido (indefensión aprendida). Siente culpa por lo que ocurre, vergüenza de hacer pública la situación, miedo que su pareja la agreda gravemente y la mate si se separa.

Destacado: “La conducta violenta es responsabilidad única del que la ejerce”, aseveró la psicóloga Cristina Oundjian, titular de la Red de Prevención de Violencia Familiar.

"Se ubica a la mujer en el lugar de una cosa"

“La violencia de género tiene que ver con una concepción de la mujer como un objeto de pertenencia del hombre y de un sistema machista, que la coloca en el lugar de una cosa y, por lo tanto, como cosa se le puede hacer lo que uno quiera”, remarcó la especialista en violencia Fabiana Túñez, cofundadora de la asociación civil “La Casa del Encuentro”.
En declaraciones a este diario, Túñez destacó que los mitos sobre la violencia machista “están instalados en la educación, la cultura, por ejemplo “la mujer tiene menos neuronas”, “el lugar de la mujer es la cocina”, “su tarea es lavar los platos”, y demás cuestiones que se dicen popularmente pero van socavando la educación de todos y todas y abren la puerta a la violencia contra la mujer”.
A estas falsas creencias, la especialista le sumó “todo lo que vemos en los medios de comunicación, donde se muestra a la mujer como si fuera un florero y no como una persona, y solo basta ver por qué se la aplaude, cómo se la desacalifica o humilla en los programas de televisión”.
Asimismo agregó que aún se sigue dividiendo a las mujeres “entre las que son amas de casa y las que supuestamente llevan una vida liberal -el mito de ‘las santas y las otras’-, y esta falsa diferencia lo único que hace es seguir estigmatizando y generando más desigualdades entre varones y mujeres”.

Doble presión

En este marco, Túñez resaltó que a la mujer siempre se la coloca en el ámbito privado, como ama de casa, cuidadora familiar, y no en el ámbito público, como profesional, trabajadora.
“Hoy, la mujer tiene doble presión. Por un lado, trabaja en su casa y cuida de los hijos/as y demás familiares; y por el otro, trabaja fuera de su casa. Sin embargo se siguen descalificando a las tareas domésticas que la mujer realiza todos los días, porque nosotras sí tenemos doble jornada laboral”, indicó.
Frente a este panorama, la especialista sostuvo que “el tema es cambiar la cultura, la educación y desde pequeños aprender, todos y todas, que tanto los varones como mujeres tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones”.
“No es que hay algunos que pueden tener más derechos que otros -señaló-. Nadie está por encima de otra persona, y este es el tema, no hay alguien que tiene derecho a ser opresor y otro que tiene la obligación de ser oprimido”.
“Socialmente, al hombre se lo colocó en un lugar de privilegio, razón la cual cuesta mucho que quieran ceder ese espacio. Hubo que utilizar diferentes mecanismos para que las mujeres puedan tener acceso a distintos lugares, por ejemplo, a cargos públicos, donde se tuvo que crear la ley de cupos para que haya por lo menos un mínimo de mujeres en la función pública”, explicó.
En tanto, respecto a las obligaciones domésticas Túñez señaló que “deben ser compartidas, no un ‘yo te ayudo’, porque son tanto obligaciones de varones como de mujeres”.

El ciclo

Por otra parte, la especialista destacó que “no hay conciencia que la violencia de género es un ciclo que empieza con los celos, la descalificación, el control, el maltrato, la humillación, los insultos, los golpes y puede llegar al femicidio”.
En este marco sostuvo que “tenemos que tratar de construir vínculos no violentos, y cuando se está dentro de uno, es el Estado el que debe garantizarle a la mujer las diferentes herramientas para salir de esa relación porque en 2009 unas 231 mujeres fueron asesinadas por la violencia machista, el 11 por ciento más que en 2008.

Destacado: "El tema es cambiar la cultura, la educación, y desde pequeños aprender que tanto los varones como mujeres tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones”, señaló Fabiana Túñez, cofundadora de “La casa del encuentro".

231 mujeres fueron asesinadas en 2009 por violencia machista. Se registró un incremento del 11% de femicidios respecto al 2008.

Femicidio
Este concepto fue desarrollado por la escritora estadounidense Carol Orlock, en 1974, y utilizado públicamente en 1976 por la feminista Diana Russell, ante el Tribunal Internacional de Los Crímenes contra las Mujeres, en Bruselas.

Igualdad
Tanto hombres como mujeres tienen la libertad para desarrollar sus habilidades y hacer elecciones sin estar limitados a estereotipos, roles de género o prejuicios.


Casi la mitad de los llamados son emergencias


Los datos del programa de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia, de la Provincia de Buenos Aires, advierten sobre este flagelo social: casi la mitad de los llamados recibidos al 911 o al 0800-555-0137 fueron emergencias, en la que se requirió la presencia de un móvil policial para que intervenga en forma urgente.
Según los datos aportados por el Programa:
* El 46 por ciento de las llamadas realizadas en 2008 fueron casos de emergencia, donde se requirió presencia policial; mientras que el 50 por ciento fue para solicitar asesoramiento o información.
* En 2009, los llamados de emergencia representaron el 35 por ciento, y un 59 por ciento fueron pedidos de asesoramiento.
Desde la implementación del Programa, a principios de 2008, se atendió y asesoró a más de 24 mil mujeres que se comunicaron a las líneas gratuitas para pedir ayuda.

Los detalles

En cuanto a las edades de las víctimas:
* El 78 por ciento de las mujeres que fueron atendidas en 2008 tenían entre 25 y 44 años; el 20 por ciento fueron jóvenes de entre 15 a 24 años.
* En 2009, el 45 por ciento de las víctimas atendidas tenían entre 25 y 44 años.
Respecto a la relación con el agresor se detalló que:
* En la mitad de los casos registrados en 2008, el agresor era la pareja conviviente y el 30 por ciento de los hombres violentos eran la ex pareja o parejas no convivientes; es decir que en el 85 por ciento de los casos fueron relaciones interpersonales de pareja.
* El 6 por ciento sufría violencia de su hijo.
* En el 15 por ciento de los casos quienes ejercían violencia eran personas ajenas al vínculo familiar: vecinos, jefes, entre otros.
“El maltrato, en cualquiera de sus formas, es inaceptable. Además de ser denunciado debe ser atendido por el Estado, que tiene que estar presente para resolver la emergencia y contener a las víctimas, en estos casos mujeres y chicos/as, quienes muchas veces se ven obligados/as a dejar el hogar y salir con lo puesto”, afirmó el gobernador bonaerense, Daniel Scioli.
El Programa de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia ofrece asesoramiento técnico, legal y psicosocial, y posibilita la derivación hacia servicios sociales.

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