lunes, 6 de diciembre de 2010

LECTURA INTERESANTE

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La violencia sexual en la pareja

Por Lic. Paula Carina Mora (*)

La conmemoración del Día Internacional contra toda Violencia hacia la Mujer, pone a la luz una problemática compleja, motivo de muchos debates que han permitido importantes avances en materia legislativa como así también la creación de instituciones que permiten ir logrando mejores respuestas a las victimas de tales hechos.

Para referirse a la violencia sexual, la Lic. Susana Velazquez entendiende a esta como “todo acto de índole sexual ejercido por una persona , generalmente hombre, en contra del deseo y la voluntad de otra persona- generalmente mujer y/o niñ@ que se manifiesta como amenaza, intrusión, intimidación y/ o ataque y que puede ser expresado en forma física, verbal y/o emocional”. Tiene la particularidadad de que en el 95% y el 98% por ciento de los casos, las víctimas son mujeres y en el 92% los victimarios son varones (según esta misma autora) por lo que no se podría negar que estamos ante una problemática donde la variable género es determinante.

Diversos autores manifiestan que la violencia sexual hacia la mujer esta impregnada de falsas creencias y uno de los factores que hace que esto sea de este modo es que no se conoce la verdadera magnitud del problema, ya que lo que aparece en los medios es sólo una ínfima parte de lo que sucede y generalmente los casos mediáticos son los que son cometidos por desconocidos y donde ha habido además daño físico.

Tampoco las denuncias realizadas muestran la magnitud de la problemática, porque las víctimas no denuncian por muchas razones, tales como el miedo, el descreimiento en la justicia, el temor a la estigmatización…, habiendo por lo tanto una importante cifra negra (como se denomina a la cantidad de casos que no se conocen).

Este tipo de violencia hacia la mujer puede adoptar diversas formas, dependiendo de múltiples factores, como por ejemplo:

  • el vínculo víctima – victimario (desconocid@s, amig@s, parientes o la propia pareja),
  • el tipo de actos sexuales involucrados (exhibicionismo, penetración, obligar a realizar a prácticas que no desea, forzar a la prostitución),
  • el modo elegido para obligar a la víctima (amenaza, coacción, golpes),
  • el lugar y/o contexto (en la vía publica, en el propio domicilio, en el trabajo, etc.).

La violencia sexual en la pareja

A pesar de todo lo trabajado en términos de derechos de la mujeres, en muchas ocasiones este tipo de violencia no suele ser reconocida ni por la propia víctima porque el “deber de satisfacer sexualmente al hombre” no siempre se cuestiona.

Muchas mujeres, aun cuando no deseen tener relaciones sexuales y/o no deseen participar de ciertas prácticas sexuales, por el mero hecho de ser su pareja quien lo requiere, consideran que deben estar disponibles a sus requerimientos y les resulta difícil expresar un no, anteponiendo finalmente el deseo del otro (esposo o novio) a su propio deseo.

Amenazas, golpes, encierro, ofrecimiento de dinero son las múltiples expresiones con las que un hombre puede coaccionar a una mujer para tener sexo; pero también están aquellas vinculadas a la interiorización de normas concernientes a su “deber como esposas” por las que consideran que deben estar disponibles sexualmente.

Esto se puede advertir en relatos de mujeres que han sido victimizadas durante años con golpes y luego de años de “tortura” han logrado darse cuenta de que su marido además “la violaba”, que eso que le hacía era un delito, porque era en contra de su voluntad.

También hay mujeres que llegan a tratamientos psicológicos con depresiones, intentos de suicidios, trastornos de sueños. Y en el transcurso del tratamiento se puede advertir mucho tiempo de victimización por parte de sus parejas; pero en algunos casos, jamás hubiesen consultado por sentirse víctimas de tales hechos, aunque en su discurso abunden relatos de presiones, manipulación y coacción con relación a su sexualidad.

Además existen los casos de mujeres que han sido víctimas de violaciones por desconocidos, donde generalmente ha habido violencia física extrema y por lo tanto se encuentran gravemente traumatizadas. A los días y aun cuando no están recuperadas de la situación traumática refieren: “ mi marido me obliga a tener relaciones y no entiende que yo estoy mal”, “él dice que ya se me tiene que pasar, que no es para tanto”. O bien se obligan manifestando que lo hacen “para que él no se sienta tan mal”, como así también expresan que “él entiende que yo no tengo ganas, pero él es hombre, lo necesita”. Todos ellos relatos que dan cuenta del mandato social imperante dentro de este sistema patriarcal (machista) en virtud del cual “su mujer” debe satisfacer sexualmente al marido, negando su malestar , anteponiendo lo que consideran que es su “deber como mujer”.
Las violencias

La violencia sexual marital también puede estar estrechamente ligada a la violencia económica, como otro modo de abuso de poder. Con cierta frecuencia se puede escuchar frases como “si no tengo relaciones con él, mis cinco hijos al otro día no comen, no me deja plata y yo que voy hacer, tampoco me deja trabajar”.
El mandato social “de que por los hijos una mujer debe aguantar todo”, “una madre debe ser incondicional”, es otra cuestión “naturalizada”, instalada en el imaginario social, por lo que resulta difícil a algunas mujeres poner fin a cierta violencia.
La salida de un vínculo donde ha mediado la violencia no resulta sencillo y factores como la pobreza, la marginalidad hacen de esto un proceso aun más difícil.

El desconocimiento de la problemática favorece el sostenimiento de mitos y prejuicios en torno de la mujer y la violencia sexual, lo que conlleva a que en el imaginario social se minimice lo traumático que puede ser para una mujer vivir estas situaciones con su pareja. Abundan expresiones de culpabilidad y/o descreimiento en su sentir con manifestaciones como “si no le gustara se iría”, o “no debe ser para tanto si es el marido”; dificultando tal vez que quien es víctima pueda reconocer y dar lugar a su propio malestar y pedir ayuda.

Cabe destacar que Velazquez plantea que la violación en el matrimonio puede ser más traumática que la violación por un extraño.

Conceptos como asimetría de poder (económico, físico, emocional) manipulación,coacción, amenaza y miedo son relevantes a la hora de poder comprender la victimización de las que suelen ser víctimas silenciosas muchas mujeres.
Es necesario seguir trabajando en pos de una sociedad con menos prejuicios, que logre la desmitificación en torno a la sexualidad femenina y la violencia hacia la mujer, rompiendo con estereotipos y falsas creencias que impiden a muchas mujeres ejercer el derecho a buscar ayuda, recibir el tratamiento judicial y/o terapéutico adecuado.

Hay mucho camino por recorrer para que las mujeres sigamos reconociendo y apropiándonos de nuestro derecho a decir no, a elegir y a vivir una sexualidad plena y sin presiones .

(*) Lic. en Psicología

Bibliografía

• Lic. Susana Velazquez Violencias cotidianas , violencias de genero. Editorial Paidos-2003
• Lic. Eva Giberti – Lic Ana Maria Fernandez “ La mujer y la Violencia invisible. Editorial Sudamericana año 1992

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