sábado, 18 de diciembre de 2010

NOTICIA DEL INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS

IIDH conmemora no violencia contra las mujeres

San José y Limón, Costa Rica- El 24 de noviembre de 2010, el Programa especial derechos humanos de las mujeres del IIDH realizó una serie de actividades con el objetivo de conmemorar el Día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres.

En la Universidad de Costa Rica (UCR), Sede Limón, se realizó en horas de la mañana la conferencia pública titulada Sistema Interamericano y Jurisprudencia en materia de Derechos Humanos de las Mujeres: Análisis de las violencia contra las mujeres a luz del Caso María Penha. En ella, Rose Mary Madden Arias, oficial del Programa y Marta Solano Arias, consultora del IIDH, realizaron un valioso recorrido desde los orígenes de la conmemoración, hasta la situación actual de los derechos humanos de las mujeres, pasando por el análisis del Caso María Penha vs. el Estado de Brasil, como ejemplo emblemático de la exigibilidad y cumplimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención Belem do Pará). Varias de las participantes señalaron la importancia de la realización de este tipo de conferencias en la provincia de Limón. Las exposiciones fueron el punto de partida para que las participantes, en su mayoría pertenecientes al sector educativo del cantón central de Limón, señalaran el manejo inapropiado de situaciones de violencia contra las mujeres por parte de algunos juzgados, al promover la conciliación en casos de violencia doméstica. La discusión giró además en torno a la aplicación del artículo 10 de la CEDAW, referente a la eliminación de todo tipo de prejuicios y estereotipos sexistas y discriminatorios en la educación.

También en el Auditorio de la UCR-Sede Limón se realizó en horas de la tarde un Cine foro con el objetivo de promover la sensibilización pública en torno a la temática de la no violencia contra las mujeres, recordando la historia de las hermanas Mirabal y de todas las mujeres que han sido maltratadas y asesinadas en razón de su sexo. El punto de partida fue la película En el tiempo de las mariposas, que fue comentada por Nioe Víquez Moreno, consultora del Programa especial derechos humanos de las mujeres-IIDH, Michelle Rostrán Saballos y Karen Barrantes Jiménez, estudiantes de la carrera de psicología de la Sede de Limón de la UCR, y fue moderada por Alberto Sánchez, docente de la Universidad de Costa Rica y consultor del IIDH.

Las actividades del día culminaron con la presentación, en el Aula Interamericana del IIDH, en San José, de la publicación titulada El Protocolo Facultativo de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer: análisis de los casos ante el Comité de la CEDAW, cuya autora es la señora Alda Facio Montejo. La publicación fue comentada por Rose Mary Madden Arias, Oficial del Programa especial derechos humanos de las mujeres IIDH y por la psicologa Silvia Meza Peluffo, del Centro de investigación en estudios de la mujer (CIEM) de la UCR.




Mensaje del director del IIDH en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las mujeres

"La violencia contra las mujeres trasciende a otros ámbitos como la educación y el trabajo", confirmó la comisionada Luz Patricia Mejía, relatora de los Derechos Humanos de la Mujer de la CIDH

San José, Costa Rica. 25 de noviembre de 2010. Medio siglo ha transcurrido desde los asesinatos de Patria, Minerva y Teresa Mirabal (1960) cometidos por la policía política del régimen de Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana. Esta conmemoración, establecida por el Primer Encuentro Feminista de América Latina y El Caribe (Bogotá, 1981), ahora es también un reconocimiento a los logros de los movimientos de mujeres y feministas, que mediante múltiples acciones y batallas revolucionaron el concepto mismo de los derechos humanos, proponiendo un nuevo paradigma más inclusivo que termine con el contrato social patriarcal.

Durante la Conferencia Mundial de Derechos Humanos (Viena, 1993) se fraguaron los cimientos de la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra las mujeres (1993), que la define como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada” (Art. 1). Por su parte, autoras como Falú y Segovia (2009) señalan que este fenómeno “Es una criminalidad no siempre denunciada ni bien tipificada como delito, ni sancionada debidamente”.[i]
La violencia contra las mujeres sacude la conciencia democrática, dispara las estadísticas aberrantes y pareciera que seguimos sin esperanza para las víctimas que aún hoy tienen que callar. Su silencio nos devuelve a la cruda realidad de este fenómeno criminal persistente y de profundas raíces en América Latina y en El Caribe. Ninguna legislación ha logrado contenerlo ni atajarlo, aunque el sistema interamericano sigue desarrollando estudios críticos (como los realizados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y notificando sentencias emitidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) contra Estados que no reparan en la prevención ni la investigación ante la impunidad.

Avances en el sistema interamericano

La comisionada Luz Patricia Mejía Guerrero, relatora sobre los derechos de la mujer de la CIDH, en una entrevista realizada en el IIDH señaló que, gracias a la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, (Convención de Belem do Pará), se han sucedido tres etapas en la protección de los derechos de las mujeres: “Primero se entendió que la violencia contra la mujer es un problema público aún cuando ocurre dentro del hogar, por lo que se comenzó a legislar a favor de la protección de la familia y la mujer. En una segunda fase, se ha logrado comprender que la violencia contra la mujer trasciende a otros ámbitos, tales como el trabajo o la educación, por lo que se han implementado políticas públicas tendientes a eliminar los estereotipos y patrones culturales que la fomentan. Finalmente, una tercera etapa, que se está por transitar, es la de ser capaces de garantizar igualdad de oportunidades en todos los ámbitos una vez que se hayan eliminado en paralelo la violencia y la discriminación”. (Comunicación personal, 16 de noviembre de 2010).

En su conferencia dictada en el VII Curso Interamericano de Sociedad Civil del IIDH (15 - 19 de noviembre de 2010), la comisionada Mejía hizo un recorrido por la jurisprudencia del sistema interamericano relativa a esta grave problemática. Según señaló, María da Penha vs. Brasil es un caso paradigmático para la sociedad brasileña que tuvo como efecto la promulgación de la Ley María da Penha contra la violencia doméstica y familiar contra la mujer; el caso Jessica Lenahan fue el primero de este tipo llevado al ámbito internacional contra los Estados Unidos; Valentina Rosendo Cantú e Inés Fernández Ortega vs. Méxicocentró la atención en la violencia sexual contra las mujeres indígenas por parte de agentes estatales, así como sobre la impunidad resultante de mecanismos deficientes a nivel nacional; finalmente, destacó la relevancia del caso González y otras vs. México (Campo Algodonero) en razón de que la Corte IDH emitió un fallo por violaciones a la Convención de Belem do Pará donde estableció el deber de debida diligencia en el proceso de la investigación, sobre todo en aspectos centrales como el cuidado de la prueba, así como la necesidad de los sistemas de protección para evitar la revictimización.

La Relatora señaló que persisten grandes retos y desafíos, entre ellos, la transformación de los patrones socio-culturales que legitiman, naturalizan y perpetúan la violencia y la discriminación; la formulación de medidas para la realización de la igualdad de oportunidades; la equiparación de responsabilidades en el hogar y la creación de normas que propicien la participación equitativa de hombres y mujeres en la vida pública y en el campo de la política.

Uno más de los retos para este siglo XXI obliga a trascender las legislaciones de primera generación, dirigidas a combatir la violencia doméstica, para avanzar a las de segunda generación, destinadas a erradicar las múltiples formas de violencia contra las mujeres. Esta normativa deberá acompañarse de políticas públicas encaminadas a la eliminación de la impunidad, en especial la que sufren las mujeres que viven en condiciones de pobreza y exclusión.

Los datos nos dicen que la batalla es dura y difícil en las Américas, pero hay que derribar el silencio y las exclusiones que degradan a la mujer, sobre todo –y lo expreso con la mayor preocupación- a las que permanecen en la extrema pobreza. La educación debe implicarse más en la configuración de nuevos patrones socioculturales desde la primera edad escolar, que conviertan al patriarcado y la violencia contra las mujeres en fenómenos socialmente repudiables, deslegitimándolos para siempre. Para ello deberá aplicarse la currícula de derechos humanos en los instrumentos y programas de la gestión escolar como un medio para obtener resultados efectivos en el cambio de mentalidades en el mediano y largo plazos.

Roberto Cuéllar M.
Director Ejecutivo

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