miércoles, 10 de noviembre de 2010

LECTURAS INTERESANTES

ABUSO SEXUAL INFANTIL
Por Sabrina Anabella Bzdyl

1-Introducción:

El objeto del presente trabajo es dejar sentados aquellos fundamentos que, escondidos detrás de realidades cotidianas, me llevan a poner en duda el tan mentado Será Justicia. Tal vez el sesgo de apasionado propio de mi persona me condujo a inmiscuirme en un camino hasta el momento no recorrido echando algo de luz en mi visión sobre el funcionamiento de la justicia de menores; llegando a sostener así, con más fuerza aún, la violencia institucional ejercida contra los seres más vulnerables y débiles de la sociedad acrecentando su trauma maltratante.
No es mi intención teorizar sobre el abuso sexual infantil sino tan solo volcar en estas líneas los diferentes aspectos y matices recogidos de la investigación efectuada. Tampoco pretendo convertir la opinión de los expertos (sea trabajadora social, psicóloga) y víctimas en verdades irrefutables, sino poner en evidencia las fallas originadas en el ejercicio del control social y la ausencia de respeto a la Convención de los Derechos del Niño por las personas encargadas de proteger a los menores.
A los fines de abordar el tema en análisis creo necesario realizar un desarrollo de determinadas cuestiones y conceptos.

2- El niño a lo largo de la historia:
La imagen más difundida del niño pequeño es la de un ser incompleto: ella tiene un asidero real en la inmadurez del recién nacido humano, inmadurez que, en algunos aspectos, no se encuentran en otras especies animales. Sin embargo, hoy sabemos que dicha imagen no considera adecuadamente y en su real magnitud la gran complejidad y riqueza del niño. Además tiene una fuerte carga valorativa subyacente en el sentido de restar valor a ese "ser inacabado" hasta que el mismo no completa un cierto tramo de su maduración y desarrollo. Por ello se le suele asignar al niño un valor considerablemente menor que el asignado al adulto. Esta desvalorización aparece como un hecho generalizado desde los inicios de la historia. El hombre, en muy diferentes épocas y culturas ha sido, muchas veces, violento y agresivo con el niño. Por muchos siglos se lo consideró una carga y se justificó su abandono, castigo corporal y aún su asesinato.
Alrededor del 1600 A.C. en Babilonia, el niño recibía su nombre poco después de nacer, ya que sin él no tenía una existencia social. Fue reprobado el infanticidio y el abandono de niños, y no se hallaron documentos de la existencia de su venta.
En Egipto , el hijo era el objetivo obligado de la familia, no existía en el nacimiento, al parecer, ninguna discriminación de sexo: "Alimenten a todos los hijos por igual" (Estrabón), en la sociedad faraónica, el niño es valorado como tal y se le brinda un medio ambiente favorable para su desarrollo.
En Grecia (siglo IV y V A.C.) el nacimiento se producía en el hogar, a los diez días de su nacimiento en una ceremonia llamada Ampidromía, el recién nacido recibía un nombre y era reconocido por su progenitor como su hijo legítimo. Además no existía la relación madre-hijo en esta sociedad y por lo tanto la crianza a nivel familiar y privada. Platón en su libro la República dice: " las madres de senos rebosantes de leche serán conducidas al hogar para que alimenten, a ciegas y en el anonimato, a uno u otro de los hijos de la patria: se hará todo lo necesario para que no puedan identificar y elegir sus propios vástagos. Los mejores de los recién nacidos serán confiados a nodrizas alojadas en un barrio especial de la ciudad."
Arispito , discípulo de Sócrates en el siglo IV A.C. dice: que un hombre podría hacer lo que quisiera con sus hijos pues "¿no nos desprendemos de nuestra saliva, de los piojos y de otras cosas que no sirven para nada y que sin embargo son engendradas y alimentadas incluso en nuestras propias personas?".
Séneca , siglo I D.C, decía " a los perros locos les damos un golpe en la cabeza; al buey fiero y salvaje lo sacrificamos; a la oveja enferma la degollamos para que no contagie al rebaño; matamos a los engendros; ahogamos incluso a los niños que nacen débiles y anormales. Pero no es la ira, sino la razón la que separa lo malo de lo bueno." Además del infanticidio que se practicaba los niños eran ofrecidos en sacrificio, a los abandonados para que mueran , a los vendidos por esclavos y a los mutilados deliberadamente para mendigar.
En la sociedad romana, el padre aceptaba o rechazaba al hijo, abandonarlo o sacrificarlo era algo corriente. En el Derecho Familiar Romano, el padre tenía poder sobre la vida o muerte de los hijos, pudiendo dejar expuestos a los niños para que murieran o venderlos como esclavos. Durante los primeros dos meses de vida se mantenía el cuerpo tieso mediante fajas estrechas, ajustadas en las partes del cuerpo que se querían afinar. Luego se le iban aflojando poco a poco las fajas, primero el brazo derecho a fin de que fuera diestro. En cuanto a la alimentación, niños y niñas eran sometidos desde su nacimiento a un severo racionamiento. Los castigos corporales eran frecuentes. Los aprendizajes se realizaban a través de reprimendas y golpes.
Durante la Edad Media (siglo X al XV) 1 de cada 3 niños moría antes de cumplir el año, por lo cual se pensó que los hijos no eran valorados, corrobora esto las pocas alusiones a los herederos y los pocos textos relacionados al tema de la niñez, pero descubrimientos arqueológicos bastantes recientes como, muñecas de terracotas, comidita de plomo, abrieron el debate de la ambivalencia del reconocimiento de la infancia. El cuidado del recién nacido era exclusivo de la madre. La lactancia duraba alrededor de 2 a 3 años y en las clases más ricas estaba, a veces, en manos de una nodriza. Luego de ese tiempo la educación y el cuidado del niño estaban a cargo del padre hasta la edad de 14- 15 años. Se recibía de distinta forma al niño y a la niña. Los varones eran deseados porque perpetuaban el linaje y el nombre paterno y es probable que las niñas fueran rechazadas. En la legislación religiosa y civil de esta etapa consideraba un delito el asesinato del recién nacido, siendo solamente admitido en situaciones de extrema pobreza de la madre.
El abandono de los niños era frecuente en esta época ya sea la entrega a una ama de cría, la internación en monasterios o conventos, la cesión a otras familias en adopción o como criado. Si se quedaban en sus casas se encontraban en una situación de grave abandono afectivo. Las amas de cría maltrataban tanto a los niños que generalmente morían por las golpizas pero eso no era criticado, si lo era, que al ser amamantados los niños recibían en sus cuerpos, de clase superior, la sangre de mujeres de condición inferior.
Entre los siglos XV y XVII existía una ambivalencia porque el niño empieza a tomar contacto afectivo con los padres, pero, para ellos sigue representando (su hijo) peligros. Los manuales de instrucción infantil recomendaban los castigos corporales frecuentes y preventivos, se los seguía envolviendo en fajas, como en los siglos anteriores, restringiendo sus movimientos. Durante los primeros años de vida se les impedía movilizarse libremente por el uso de fajas, corset, se los ataba a espalderas o se les< colocaba los pies en el cepo mientras estudiaban, se usaban collares de hierro y otros elementos para corregir las posturas. Además se les restringía el consumo de alimentos tanto a los niños ricos como pobres y sobre todo a las nenas, ya que se suponían que debían tomar pequeñas cantidades de comida y poca o ninguna carne. Pero se le suministraba bebidas alcohólicas u opio para que no lloraran.Los padres también controlaban lo que sucedía en el interior del cuerpo de sus hijos y usaban purgas, supositorios y enemas para eliminar la suciedad porque suponían que los intestinos de los pequeños encerraban una materia que se dirigía al mundo del adulto con insolencia, en tono amenazador, con malicia e insubordinación.
Los adultos en el siglo XVIII dejaron de considerar peligroso el interior del niño pero se les atribuyó un alma salvaje y maligna. Debiéndolos controlar mediante el dominio de la mente infantil reprimiendo las necesidades propias de la infancia, las rabietas, la masturbación, la voluntad infantil. Los castigos físicos son reemplazados por el confinamiento y el encierro en cuartos oscuros durante horas o días. En los últimos años del siglo XVIII se produce un cambio radical: la imagen de la madre es revitalizada, comienzan a aparecer publicaciones que aconsejan a las madres a ocuparse personalmente de sus hijos. Con el amamantamiento de parte de la madre, se va abandonando el uso de fajas permitiendo que el niño juegue con su madre, que esta lo acaricie y lo bese.
Se puede decir que se inicia en la sociedad, una nueva manera de vivir, que continuará en el siguiente siglo, y que tiene como uno de sus ejes importantes, el de los vínculos familiares. Sin embargo hasta fines del siglo XIX se terminará, no del todo, el sistema de nodrizas y el abandono de los niños por parte de madres muy humildes que necesitaban trabajar. Es elocuente el discurso de la Sociedad Protectora de la Infancia, fundada en Francia entre 1865 y 1870, la cual manifiesta que la sociedad está más a favor de los animales que a favor de los niños pequeños.
La aparición de una medicina especializada en la infancia, se produce recién en el año 1872 con el nombre de "pediatría".
El cristianismo durante siglos elaboró, a través especialmente de la figura de San Agustín, una imagen dramática de la infancia. Él describe a la criatura humana como un ser ignorante, apasionado, caprichoso, que al nacer es imperfecto y que está agobiado por el peso del pecado original y además afirmaba que la inocencia infantil no existe. El valor de la infancia es absolutamente negativo y solo existe una ausencia de verdadera voluntad. Debido a esta concepción el niño es acusado de graves pecados y condenado de acuerdo a las normas del adulto.
Cristo sí, valoriza al niño, por ejemplo cuando responde a sus discípulos:
"En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron:1,¿Quién es pues el mayor en el Reino de los Cielos?.2, Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos, 3, y dijo: yo os aseguro, sino cambiáis y os hacéis como los niños no entraréis en el Reino de los Cielos. 4, Así pues quien se haga pequeño como este niño éste es el mayor en el Reino de los Cielos. Y el que recibe un niño como éste en mi nombre a mí me recibe. Pero el que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar..." (Rascovsky, 1981)
Cristo dentro de sus enseñanzas, valoriza a la infancia dándole un lugar de privilegio.
Se observa que dentro de la doctrina cristiana hay controversias acerca de la valorización de la niñez.
El siglo XX se caracteriza por la socialización del niño en reemplazo de la dominación de su voluntad como sucedía en el siglo anterior. Aparecen distintas teorías psicológicas que se interesan en investigar acerca de la percepción del mundo, de los pensamientos de los pequeños. Por otra parte la incorporación de la madre al mercado laboral, el padre y la madre comparten la responsabilidad y el cuidado de los hijos.
En 1946, las Naciones Unidas crean la UNICEF (United Nacions International Children's Emergency Fundation), cuyo objetivo principal es el de ayudar a los niños que carecen de una buena alimentación, educación y cuidados. En 1959 se aprueba la Declaración Universal de los Derechos del Niño y en 1989 se promulga La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.
Sin embargo, los niños muchas veces son el grupo más vulnerable y menos protegido de la sociedad. La infancia como otras clases improductivas, suele ser socialmente marginada. Además el rechazo, el desinterés y la desvalorización a través de la historia de la humanidad persisten en nuestros días con relación a la infancia.


3- ¿Qué es el abuso sexual infantil?
Una de las definiciones más completas del abuso sexual infantil (A.S.I.) es la elaborada por el National Center of Child Abuse and Neglect (NCCAN). Según esta agencia federal norteamericana, comprende " los contactos e interacciones entre un niño y un adulto, cuando el adulto (agresor) usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a otra persona. El abuso sexual también puede ser cometido por una persona menor de 18 años, cuando ésta es significativamente mayor que el niño (la víctima) o cuando (el agresor) está en una posición de poder o control sobre otro menor "1.
Los abusos sexuales se definen a partir de dos grandes conceptos: el de coerción y el de la diferencia de edad entre agresor y víctima. "La coerción (con fuerza física, presión o engaño) debe ser considerada por sí misma criterio suficiente para que una conducta sea etiquetada de abuso sexual del menor, independientemente de la edad del agresor". La diferencia de edad impide la verdadera libertad de decisión y hace imposible una actividad sexual común, ya que los participantes tienen experiencias, grado de madurez biológica y expectativas muy diferentes. "Esta asimetría supone en sí misma un poder que vicia toda posibilidad de relación igualitaria".
Esta definición nos enfrenta con el hecho que el A.S.I. sucede siempre dentro de un grupo familiar primario (familia) o secundario (institución), con una trama social compartida. Este síntoma social, es entonces, un emergente sintomático de un sistema familiar e institucional, cuya estructura inconsciente contiene en su historia un suceso de abuso como germen de la repetición actual.
El abuso no es solo y aisladamente cosa de un abusador. Tampoco problema exclusivo de la víctima a quien en función y so pretexto de cuidarla se toman todo tipo de medidas de protección insensatas. Muchas intervenciones comienzan y terminan con la exclusión del abusador, a quien se lo sanciona o no, pero no se lo entiende como siendo parte de una trama, de una red social que permite o facilita su acción.
A continuación se detallan las conductas y prácticas que pueden incluirse en la categoría del abuso sexual.
3.1. Conductas físicas:
El abuso sexual comprende un amplio abanico de conductas físicas:

Violación (penetración en la vagina, ano o boca con cualquier objeto sin el consentimiento de la persona).
Penetración digital (inserción de un dedo en la vagina o en el ano).
Exposición (mostrar los órganos sexuales de una manera inapropiada, como en el exhibicionismo).
Coito vaginal o anal.
Penetración anal o vaginal con un objeto.
Caricias (tocar o acariciar los genitales de otro, incluyendo forzar a masturbar para cualquier contacto sexual, menos la penetración).
Contacto genital oral.
Obligar al niño a que se involucre en contactos sexuales con los animales.
3.2. Explotación sexual:
Además de las conductas físicas, los abusos comprenden la explotación sexual. Es decir:

Implicar a menores de edad en conductas o actividades que tengan que ver con la producción de pornografía.
Promover la prostitución infantil.
Obligar a los niños a ver actividades sexuales de otras personas.
También se consideran abusos conductas sexuales sin contacto físico como las peticiones sexuales y el voyeurismo.


Así, el abuso sexual infantil se convierte en un fenómeno:
de deshumanización, y que como tal, tiene consecuencias detectables aunque sean numerosas la cantidad de defensas inconscientes instrumentadas, para no ver ni aceptar, que se interponen ante la evidencia del abuso.
de aparición frecuente en la vida cotidiana a través de síntomas de todo tipo.
Desintegrador del psiquismo del niño abusado ya que se impide su adecuada subjetivación.
El abuso intrafamiliar va en sentido contrario de lo necesario para la crianza humana, vaciando de sentido y función al sistema familiar en que esto tiene lugar. La cría humana necesita de la abstinencia y renuncia de los padres a su total posesión, este tipo de funcionamiento social tiene su origen en la obediencia al Tabú del incesto, ley fundamental de la sociedad y cultura que impone la prohibición de las relaciones sexuales entre padres e hijos, llegando a incluir a toda relación sexual en general entre adultos y menores, aún los no relacionados familiarmente.

3.3. Indicadores Físicos de Abuso Sexual

· Dificultad para caminar o sentarse.
· Dolor, hinchazón o picazón en la zona genital.
· Dolor al orinar.
· Enfermedades transmitidas sexualmente.
· Contusiones, laceraciones o sangramiento en los genitales externos, la vagina o área anal.
· Embarazo especialmente en la adolescencia.

Indicadores de comportamiento

Reacciones similares a las precipitadas por cualquier otro stress severo

· Comportamiento regresivo en niños pequeños, ej. mojan la cama, se chupan el dedo, etc.
· Miedos repentinos o fobias, ej. a la oscuridad, a los hombres, etc.
· Cambio en el rendimiento escolar.
· Cambios notorios en la personalidad, ej. depresión, ira, hostilidad, agresión.
· Ideas o intentos suicidas.
· Abuso de drogas o alcohol.
· Fugas del hogar.
· Conductas autodestructivas.

Reacciones directamente relacionadas con el Abuso Sexual Infantil

· Relato de abuso sexual de parte del niño.
· Conocimiento y comportamiento sexual raro, sofisticado o inusual.
· Comportamiento seductivo manifiesto.
· Juego sexual no apropiado para la edad.
· Dibujos de naturaleza sexual.
· Masturbación compulsiva.
· Promiscuidad.
· Prostitución.
· Confusión en cuanto a la identidad y normas sexuales.
· Repliegue de los amigos.
· Desconfianza extrema.

3.4. Efectos diferentes en niños y niñas:
La ONG Rädda Barnen (Save the Children Suecia) creó en 1990 una clínica en Estocolmo para atender, fundamentalmente, a niños varones víctimas de abusos y agresores, también varones, menores de edad. Rädda Barnen considera fundamental priorizar la atención a los niños por un motivo básico: a diferencia de las niñas, los niños que han sufrido abusos sexuales tienden, a su vez, a abusar de otros menores. Anders Nyman y Börje Svenson, de la Boys Clinic (Clínica de Niños) de Rädda Barnen, subrayan que, según los expertos, "uno de cada cinco varones que han sufrido abusos sexuales agreden a otros. El abuso sexual es el cuarto síntoma más común en los niños varones que han sufrido estas prácticas".
La Organización Mundial de la Salud (OMS) baraja la misma hipótesis: "Los niños que son víctimas de violencia o abusos sexuales corren un alto riesgo de convertirse en agresores, utilizar formas de abusos similares contra niños más jóvenes". "Años más tarde", concluye la OMS, pueden incluso "utilizar la violencia física contra los niños que están bajo su cuidado o contra sus propios hijos" .
La Lic. Hobecker del Centro de Atención a la Víctima de Violencia Sexual señala, por su parte, que "las niñas tienden a presentar más reacciones ansioso-depresivas y en los niños tiende a objetivarse un fracaso escolar mayor y dificultades inespecíficas de socialización y a repetir el abuso".
3.5. Mitos y verdades:
El abuso sexual infantil sigue siendo un tema tabú en torno al que existen numerosas falsas creencias que contribuyen a ocultar el problema y tranquilizar a quienes no desean afrontarlo. Todas estas creencias erróneas deben ser superadas si se pretende abordar de forma adecuada este tema.
En el cuadro que figura a continuación se enuncian algunas de estas falsas creencias y, junto a ellas, la realidad sobre estas prácticas.


FALSO
VERDADERO


Los abusos sexuales son infrecuentes.
1 de cada 5 chicos es abusado en Argentina


Se dan en niñas, pero no en niños.
Afectan más a las niñas, pero los niños también los sufren.

Hoy se dan más abusos que antes.
Han existido en todas las épocas. Hoy sí existe una mayor conciencia y sensibilización al respecto.

Los agresores son normalmente enfermos psiquiátricos o viejos verdes.
La mayoría de los abusos los cometen sujetos aparentemente normales, aunque no poseen valores sociales o no saben controlar sus impulsos.

Sólo ocurren en ambientes especiales (pobreza, baja cultura) y situaciones especiales (callejones oscuros y durante la noche).
Están presentes en todas las clases sociales y ambientes, aunque sí son más probables en situaciones de hacinamiento o si existe un clima de violencia familiar. Pueden ocurrir en cualquier lugar y momento.

Los niños no dicen la verdad cuando cuentan que han sufrido abuso sexual.
Los niños casi nunca mienten cuando dicen haber sufrido abusos.

Las víctimas son normalmente chicas jóvenes que visten seductoramente o niñas que se lo buscan.
El abuso sexual puede ocurrirle a cualquiera, independientemente de la edad, sexo o forma de vestir.

Si los abusos ocurrieran en nuestro entorno, nos enteraríamos.
Muchas veces, las personas que sufren abusos tienden a ocultarlo por vergüenza o miedo.

Los abusos sexuales van casi siempre asociados a la violencia física.
El agresor no emplea siempre la violencia. En muchos casos utiliza la persuasión o el engaño.

Si la madre de un niño se entera de que éste es objeto de abusos sexuales, no lo permitirá y lo denunciará.
No es infrecuente que las madres reaccionen ocultando los hechos, sobre todo si el agresor es un familiar.

Los menores pueden evitarlo.
Esto es verdad en algunos casos, pero en otros muchos les coge por sorpresa, no saben lo que está pasando, les engañan o les amenazan.

Los efectos son casi siempre muy graves.
No siempre es así.

4. Aumentan los abusos cometidos por adolescentes
Aún cuando los abusos sexuales a menores no son, en absoluto, un fenómeno reciente, en los últimos años se están registrando algunas tendencias novedosas. Por ejemplo, "existen indicios de un incremento de los abusos cometidos por adolescentes y jóvenes, asociado, entre otros factores, al abuso del alcohol". Investigaciones recientes confirman que el 20 por ciento de las violaciones son cometidas por menores de edad.
En muchas clínicas de Estados Unidos se está produciendo un "incremento dramático en la cifra de agresores adolescentes que agreden a otros niños", según el National Committee to Prevent Child Abuse. Un estudio realizado en Liverpool revela, asimismo, que la tercera parte de todos los agresores sexuales era menor de 18 años, dato que coincide con los resultados de una investigación efectuada a instancias del Departamento de Salud Británico en 1992.
Claudia Del Torto coordinadora de la Fundación Crecer sin Violencia enfatiza sobre este punto no solo en relación del abuso sexual sino también en casos de violencia, razón que la llevó a investigar la producción de ambas problemáticas en las relaciones de noviazgo observando un preocupante aumento de casos con finales más que trágicos, que a fuerza de insistencia y de no resignación logró que, pese a su negativa, los legisladores aceptaran plasmar e incluir dichas relaciones en la ley 12569 sobre violencia familiar de la Provincia de Buenos Aires.


5. El control social y la efectividad de las normas:

5.1. El abuso sexual frente a las normas constitucionales:
Las normas constitucionales aplicables a las distintas situaciones de abuso del niño pueden dividirse en:
a) Normas tendientes a consolidar un modelo de familia que respete los derechos de sus componentes (cuando el abuso físico, psíquico o sexual tenga lugar en un contexto de familiaridad o parentesco.
b) Preceptos consagratorios de derechos civiles que son vulnerados.
c) Mandatos destinados a la visualización, investigación, protección y tratamiento de los hechos abusivos.
d) Disposiciones de rango superior que aseguran el acceso a la justicia y un proceso judicial justo y eficaz ante las denuncias.

5.2. En lo que sigue trataré de analizar cada uno de los aspectos precedentes, a fin de demostrar que en la práctica su cumplimiento es excepcional:

El abuso sexual lesiona distintos derechos fundamentales que cobran mayor relevancia cuando la víctima es un niño, los cuales se encuentran consagrados en la CDN y diferentes tratados y pactos internacionales de raigambre constitucional:
Vida ( CDN, art. 6; Convención Americana sobre Derechos Humanos, art. 4; Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 3; Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, art. 1; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 16).
Honra y Dignidad (CDN, art. 16; Convención Americana sobre Derechos Humanos, art. 11; Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 12; Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, art. 5; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 17).
Integridad (Convención Americana sobre Derechos Humanos, art. 5).
Salud (CDN, art. 24; Pacto Internacional de derechos económicos, sociales y culturales, art. 12)
Libertad y Seguridad (Convención Americana sobre Derechos Humanos, art. 7; Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 3; Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, art. 1; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 6).
Privacidad y correspondencia (CDN, art. 16; Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 12; Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, art. 10; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 17). El derecho a la vida privada es vulnerado por el abusador dado que para cometer el hecho abusivo generalmente irrumpe en los ámbitos de privacidad que le son propios (habitación, baño, etc.). Específicamente con relación al derecho a la correspondencia Claudia del Torto lo focaliza en su caso en la actitud tomada por el padre abusador al destruir todos los escritos (historias, poemas, etc.) en los que el niño plasma sus vivencias.
Educación (CDN, art. 28; Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 26; Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, art. 12). En cuanto a este derecho se ve vulnerado dado que el niño sintomatiza el abuso con problemas de aprendizaje y además, en muchos casos, el trauma del proceso lo aleja de la escuela.

La CDN impone al Estado distintas obligaciones:
Aquellas que aseguran la protección integral de la familia a fin de resguardar al niño objeto de coacciones físicas o psíquicas en el seno de ésta.
Aquellas relativas al proceso judicial: art.3: atender al interés superior del niño y art. 12: derecho a ser oído.
Otras específicas propias del maltrato infantil en sus diversas formas:
Artículo 19: "Los Estados partes adoptarán todas las medidas legislativas administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo"
Artículo 24 inc 3: "Los Estados partes adoptarán todas las medidas eficaces y apropiadas para abolir las prácticas tradicionales que sean perjudiciales para la salud de los niños".
Artículo 34: "Los Estados Partes se comprometen a proteger al niño contra todas las formas de explotación y abusos sexuales. Con este fin, los Estados partes tomarán, en particular, todas las medidas de carácter nacional, bilateral y multilateral que sean necesarias para impedir: La incitación o la coacción para que un niño se dedique a cualquier actividad sexual ilegal; La explotación del niño en la prostitución u otras prácticas sexuales ilegales; La explotación del niño en espectáculos o materiales pornográficos"
Artículo 36: "Los Estados partes protegerán al niño contra todas las demás formas de explotación que sean perjudiciales para cualquier aspecto de su bienestar"
Artículo 39: "Los Estados partes adoptarán todas las medidas apropiadas para promover la recuperación física y psicológica y la reintegración social de todo niño víctima de cualquier forma de abandono, explotación o abuso, tortura u otra forma de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, o conflictos armados. Esta recuperación y reintegración se llevarán a cabo en un ambiente que fomente la salud, el respeto de sí mismo y la dignidad del niño"
Pocas situaciones muestran tanta disparidad entre la letra de las normas, aún constitucionales, y la práctica de las instituciones como la existente con respecto al trato que reciben los menores. Todo parece conducir más a una victimización que al respeto del niño como sujeto de derechos, es esto lo que trataré de dilucidar en lo que sigue:
Romper con el silencio no es tarea fácil, y más aún cuando el abuso es cometido por un familiar. Se cree que si la noticia trasciende la familia se derrumbará, por eso la opción más viable es callar y en consecuencia el abuso continúa. El secreto se torna cada vez más corrosivo, acabando lentamente con la vida del niño que lo padece causando heridas difíciles de cicatrizar. Pero cuando esa ley del silencia es quebrada las instituciones y servicios sociales comienzan a mostrar sus falencia, el Estado se muestra impotente para dar repuesta ante estos hechos aumentando la humillación sufrida por los menores.
Los psicólogos recalcan el valor de la denuncia al ayudar al menor a afrontar el abuso, dado que el no reconocer si condición de víctima le puede reforzar su sentimiento de culpa, la descalificación del trauma genera un trauma complementario. Sin embargo, las trabas generadas por el sistema, la falta de contención de las instituciones, la creencia de que la denuncia no va a repara los daños causados y por sobre todo la desconfianza en el sistema judicial llevan a que en Argentina el abuso sigue siendo un problema que no logra alcanzar claridad.
La Lic. Mancebo, Jefa del Depto. de Servicios Sociales del Hospital Tornú, sostiene que al momento de denunciar un caso de abuso, como paso previo, el primer obstáculo con el que se enfrentan es la Policía, " es cosa de todos los días tener que pelearse con los oficiales para que se apuren, no se si lo hacen porque creen que mentimos o porque no tienen ganas de trabajar", recalca.
La Lic. Hobecker, del Centro de Atención a la Víctima de Violencia Sexual y Claudia Del Torto sostienen que una vez denunciado el hecho los profesionales comienzan a mostrar sus incapacidades; "hoy son muy pocos los especialistas en violencia y abuso infantil que están al frente de los organismos que prestan asesoramiento, algo que es más que preocupante ya que terminan por estigmatizar al niño".
En materia de agresión sexual intrafamiliar o de otras personas que forman parte del entorno educativo o religioso del menor, la penalización del agresor se justifica como una forma de concientizar al victimario de que ha cometido un acto reprobado por la ley y de asumir su responsabilidad. La experiencia transmitida por los especialistas me demostró todo lo contrario, la ley penal no es efectiva y el proceso judicial agudiza el daño.
La investigación criminal somete al niño a una serie de entrevistas, revisaciones y declaraciones provocándole daños psicológicos irreparables. "Solo a los fines judiciales se lo hace revivir recuerdos terribles olvidándose de su condición", define el médico legista Alfredo Achaval.
Se observa en esta instancia una frustrante incredulidad e incapacidad por parte de los profesionales implicados agravado por la negación de los jueces a aceptar, en muchos casos, el trabajo interdisciplinario imprescindible para afrontar el problema.
Los jueces penales exigen comprobaciones más que rigurosas, donde la palabra del menor es puesta en duda o ni siquiera tenida en cuenta, donde los informes psicofísicos de los profesionales no son los suficientemente valorados, donde las pruebas fehacientes mágicamente son perdidas, donde la carencia de medios económicos postergan las pericias, donde la justicia demuestra su falta de sentido común tomando medidas y decisiones que ponen en peligro a la víctima. Las penas en estas circunstancias o no se imponen o llegan demasiado tardes por lo que el abusador continúa libre aumentando el riesgo de la víctima, de quién denunció y hasta de otros niños.
La madre denunciante con los años es convertida en victimario, se la acuda de los más variados síndromes y se la somete a psicodiagnósticos durante largo tiempo buscando ocultar la realidad.
"Los abogados pretenden demostrarnos que ante este tipo de situaciones la salida es el divorcio, y es ahí donde la ignorancia de muchas mujeres se les vuelve en contra", dice Claudia del Torto.
Y esto es más que cierto porque frente al abuso no probado (por los jueces pero si por los psicólogos) o ante un juicio demorado a la espera de obtener más denuncias y/o pruebas el padre excluido del hogar con claros indicadores de abuso y con sentencia de divorcio en frente se le otorga un régimen de visitas. "La madre se encuentra atada de pies y manos por la ley 24270 pues antes de ir presa cumple con el régimen, lo que a su vez la aleja de su hijo porque éste siente que lo defraudó", insiste Claudia, al punto que tuvimos que organizar hogares para proteger a las madres incumplidoras de la propia justicia.
Los tratamientos para los padres abusadores hacen agua pero igual los jueces imponen la revinculación, con la cual se vuelve a poner al niño al alcance de quien lo victimizó. Sin embargo, esos jueces fundados en la Teoría americana del Síndrome de Abstinencia Parental o Síndrome de Paz, en el derecho del niño al contacto con sus padres, resuelven casos sobre los que no tienen experiencia defendiendo el vínculo por sobre la integridad del menor, prolongando su trauma con la imposición de un contacto no querido.
Los especialistas en la materia solo consideran viable la revinculación cuando el niño realmente está fortalecido para encontrarse cara a cara con su agresor, capacitando para evaluar el riesgo y sobre todo que el abusador haya sido sometido a los tratamientos adecuados reconociendo y concientizándose del daño que ha causado; de lo contrario el padecimiento del niño alcanza a límites incomparables.
Obligar por todos los medios al menor a tener contacto con el abusador por el solo hecho de ser su padre es, a pesar de las consecuencias dolorosas que se derivan, el argumento de muchos jueces.
Creo que está de más decir que en ninguna fase de ese proceso los derechos del niño son respetados y mucho menos las obligaciones asumidas por el Estado son cumplidas, la CDN se convierte en letra muerta conduciendo al absurdo final de la revictimización.
Surge así el maltrato institucional, que tiene lugar en las siguientes situaciones:
1) Falta de cuidados para quienes tienen a su cargo la atención directa (síndrome de Burn-out para el profesional por falta de contención, de supervisión, de rotación)Se lo revisa en sus genitales, con lo cual se lo vuelve a violentar y estimular en las misma zonas donde se supone que fue abusado.
2) Se lo hace sentir confundido, avergonzado; pasando todo esto a ser sentido por el niño como un castigo por su participación en el acto prohibido.
3) La mayoría de las veces, frente a la mera presunción de abuso, se lo separa de su hogar como si él fuera el culpable de lo que ha sucedido y por lo tanto se lo castiga con el ostracismo (en los casos de incesto o de un familiar cercano conviviente)
4) Se lo interroga y se trata de que declare como lo haría un adulto, sin considerar que la palabra para un niño pequeño que no ha desarrollado aún un pensamiento abstracto, necesariamente es distinta que la de un adulto
5) Se lo obliga a hablar de un progenitor o pariente con el cual además de sentir enojo o temor, tiene una relación afectiva, aunque a los entrevistadores esto los subleve y no lo entiendan.
6) Se los trata de reubicar en instituciones donde pueden ser violentados de peor manera.
7) O se los dan en adopción en hogares sustitutos con padres adoptantes que no saben que estos niños han atravesado una situación traumática que no puede esfumarse por obra y gracia de la adopción. Los adultos que van a cuidar de los niños suelen no saber que ciertas conductas agresivas o sexuales de seducción van a ser realizadas por el niño como parte de su proceso de elaboración del trauma y que por eso forman parte de un intento subjetivo de curación, que no debieran coartar sino entender y acompañar sin hacerle sentir al niño que es una especie de monstruo.
8) Falta de credibilidad en los deseos del niño: el abuso del poder profesional e institucional es lo que hace que ellos decidan qué es mejor para ellos sin darse cuenta de que los niños bien saben qué es lo mejor para ellos.
9) Falta de seguridad y de protección: en servicios, instituciones, profesionales. Las instituciones no tienen elementos de prevención o de protección
10) Desjerarquización de servicios especializados: la distribución espacial en la institución coloca a la oficina del maltrato infantil en el peor lugar, desjerarquizando al tema y al profesional. El presupuesto asignado a esta tarea es siempre inversamente proporcional al discurso de los funcionarios.
11) Niegan la necesidad de especialización. Ausencia de tribunales especializados.
12) Dificultad para seguir casos médicos cautelares.
13) Falta de sensibilidad de los jueces.
14) Discrepancia de criterios para aplicar una misma ley.
15) Vacío de protección legal para profesionales denunciantes.
16) Ausencia sobre metodologías específicas.
17) Falta de capacitación específica.
18) Falta de programas para tratamiento de agresores.
19) Falta de coordinación institucional.
20) Falta de capacitación sistémica para profesionales.
21) Insuficiencia de programas y de recursos.
En suma, todas estas circunstancias emergen en el intento de paralizar el proceso de visivilización del abuso sexual infantil que surgió después de la lucha ejercida durante las últimas décadas.
Una lucha que sirvió para correr el velo que cubría con lo "familiar", lo siniestro. Sirvió para que los gritos desgarrados empezaran a hacerse oír.
Los reparos puestos por los jueces frente a la presión por el temor a vulnerar los derechos del denunciado, la acusación encubierta de estar siendo cómplices de una cruzada por destruir la "sagrada familia", la respuesta violenta de sectores reaccionarios que refuerzan los valores patriarcales constituyen fuentes de ese frutal ataque que tiende a desarticular los logros conseguidos. La mención del abuso sexual infantil parece ser mayor delito que su consumación, inscribiendo a quién intenta desmontar la violencia en el lugar del que la ejerce activamente.
La respuesta a que el abuso no tiene que ser tolerado y que la impunidad no es buena consejera es más violenta que la violencia misma, lo cual queda evidenciado en:
· el artículo que el Dr. Cárdenas publicara en La Ley (El abuso de la denuncia de abuso), y en la cogida que ese texto tuvo en los Juzgados como palabra santa salvadora;
· el desempeño de APADESHI, la cruzada de padres reivindicando el derecho de estar con sus hijos confirma la vocación de dominio;
· las acusaciones y juicios contra los profesionales que se dedican al tema;
· la campaña que se dedica a ocupar estrados para convalidar y difundir prejuicios.
Sin embargo, siento que hay gente dispuesta hoy a terminar con ese poder que lo tiene todo menos la razón.


6. El abuso sexual en la escuela:
Los casos de abusos cometidos en la escuela por parte de los maestros no son tan aislados como se los pretende calificar, mostrando una vez más la inoperatividad del control que le cabe ejercer al Estado en resguardo de los derechos de los niños y en el cumplimiento de sus obligaciones.
Todos los maestros antes de pisar un aula deben pasar por un examen físico y psíquico, que debe renovarse cada 5 años, hoy es algo que no se cumple. Aunque, como manifiestan los especialistas del Hospital Pirovano, éste solo sirve para detectar neurosis y psicosis.
Frente a cualquier denuncia o sospecha el maestro debe abandonar el aula, sin embargo este abandono se hace con presunción de inocencia por lo que el maestro sigue cobrando el suelo.
La Subsecretaria de Educación reconoce que el sistema educativo público raramente despide a un maestro. Los sumarios que se inician van a la Procuración General de la Nación que resuelve la cuestión sin estar especializado.
El Ministerio de Educación se desliga totalmente de la cuestión justificándose en que la facultad de sancionar corresponde a cada provincia; mientras tanto la escuela deja de ser el mejor lugar donde pueden estar los chicos.
7. Conclusión:
No se hacen debates en el Congreso ni se piensan medidas urgentes para cambiar la situación. Sus historias irrumpen en los medios de comunicación tan rápidamente como desparecen. No se ocupan grandes titulares, salvo que el caso tome carácter mediático, y son opacados por casos más resonantes.
Pero sin embargo, conforman una realidad inocultable: por cada chico menor de 18 años que es acusado de un delito en la Pcia. de Bs. As., hay otros dos que llegan a la Justicia como víctimas de golpes o abusos sexuales. Además, de todos aquellos que no trascienden ni siquiera del ámbito familiar.
Por eso a medida que me iba involucrando con la problemática nacía en mi una gran indignación. Las situaciones que me relataron colmaron mi capacidad de entendimiento, no podía ni puedo comprender como la Justicia de Menores resulta, ante estos, no solo ineficiente sino carente de cualquier signo de humanidad, como las leyes se transforman en un arma de doble filo causando la total desprotección de los niños provocando daños irreparables.
No es mi intención volver sobre cuestiones que fueron desarrolladas precedentemente, sino solo dejar plateada mi postura al respecto. Me era fácil decir "pero la CDN le garantiza el derecho o la ley dice tal cosa" hasta que una madre en pie de guerra por recuperar la vida de su hija abusada por el padre me expresó su dolor por tener que asesorar a otras madres que tomen a sus hijos y desaparezcan de la faz de la tierra porque la justicia no estaba capacitada para ayudarlas a combatir el dolor y encontrar la solución.
El punto no es que el control social sea ineficaz, ni tampoco que los recursos represivos sean inadecuados y menos aún que la coordinación de los organismos asistenciales con el tribunal sea deficiente, aunque esta es la trascripción de la realidad, me parece que el problema más complicado es el de erradicar la ideología que impulsa a los jueces a tomar decisiones; su falta de lógica y sentido común que los aísla en un subsistema con sus propios valores donde el niño pierde su condición de ser humano, circunstancia por la cual puede ser objeto de un poder manifestado de distintas formas por más daño y sufrimiento que se le irrogue.
Es esta impresión que me queda del sistema, esa misma impresión que me lleva a no abandonar mis metas, aunque deba combatir constantemente el germen para evitar contagiarme, aunque presienta que nada puede hacerse no puedo actuar indiferente frente al dolor silencioso de un niño.
Sé que hay mucho que puede hacerse, pero también soy consciente de que se requiere para lograrlo de una planificación estatal de un Estado cada vez más ausente frente a los problemas sociales.
Pese a esto y porque creo en la capacidad y fuerza de muchos que luchan por hacer las cosas bien, me permito enunciar algunas posibles medidas que pueden ayudar a paliar la injusticia:

- PROGRAMAS DE PREVENCIÓN EN LA ESCUELA
Estos programas deben situarse en un contexto amplio que dé una visión positiva de la sexualidad. Es decir, dentro de programas de educación sexual bien planteados en los se deben incluir aspectos relacionados con los abusos sexuales, para que los niños y niñas conozcan que estos riesgos existen, aprendan a reconocer los abusos, sepan resistirse a ellos y comuniquen a sus familiares o educadores lo que les ocurre. También es importante que los niños no se sientan culpables, estigmatizados y sepan que pueden superar la experiencia y que los agresores son personas que necesitan ayuda 4.
Hay que informar a los niños sobre los abusos sexuales, pero también entrenarlos para que desarrollen ciertas habilidades que les permitan enfrentarse de una forma adecuada a situaciones peligrosas. Este entrenamiento debe desarrollar cuatro habilidades básicas:
Enseñarles a decir "no". Hay que propiciar que los niños expresen sus gustos e intereses y sepan que pueden discrepar con la gente abiertamente, que pueden pedir aclaraciones de las cosas y decir NO. NO a que toquen su cuerpo y NO a que invadan su intimidad.
Enseñarles a identificar el abuso. Muchas veces no son conscientes de lo que les está pasando. Además, han aprendido que deben respetar las peticiones de los adultos y cumplirlas. Por eso es necesario que sepan identificar el abuso y diferenciarlo de otro tipo de contactos normales. Hay que dejarles claro que no deben admitir contactos inadecuados (los que tienen intención sexual o no les apetecen), pero sin fomentar el miedo al contacto con los seres queridos.
Enseñarles a afrontar la situación. No debemos pedirles que se resistan físicamente. Sólo deben cuando sea posible parar al agresor. Es decir, en lugares donde hay gente próxima que puede oírlos o cuando tienen la fuerza suficiente para hacer frente al agresor, algo que puede ocurrir en el caso de los adolescentes.
Romper el silencio. Hay que enseñarles a que no guarden el secreto y a que se lo cuenten a un adulto porque así podrá ayudarles a superarlo y evitar que vuelva a ocurrir.

- FORMAR A LOS PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN Y DE LA SALUD
Es necesario llevar a cabo planes de formación de profesionales de la educación y de la salud (médicos de familia y de atención primaria, servicios sociales, psiquiatras y psicólogos) para que puedan realizar intervenciones sociales, educativas y terapéuticas adecuadas .

- REALIZAR PROGRAMAS DE PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE LOS AGRESORES
Los programas de prevención han venido trabajando con la hipótesis de que los niños son sólo víctimas de estos abusos, no posibles agresores. Este enfoque debe cambiar dado el aumento de los abusos cometidos por menores. Los agresores son personas que, a diferencia de las víctimas, necesitan tratamiento siempre y, teniendo en cuenta factores como el alto grado de reincidentes en este tipo de prácticas, no se puede trabajar sólo con adultos.

- ESTABLECER UN SERVICIO COORDINADO DE ATENCIÓN AL NIÑO
Es fundamental que las diferentes instituciones relacionadas, de una u otra forma, con el abuso sexual (juzgados, comisarías, hospitales, servicios sociales, escuelas y centros de salud mental) se integren y coordinen. La intervención en el abuso sexual infantil requiere un enfoque globalizador.
La actual confusión y falta de distinción entre las diferentes facetas del problema acarrea con frecuencia intervenciones inadecuadas, contrarias al bienestar del menor.

8. Fuentes:
Lic. Ana Mancebo, Jefa del Depto. de Servicios Sociales del Hospital Tornú.
Lic. Hobecker, coordinadora del Centro de Atención a la Víctima de Violencia Sexual de la Policía Federal.
Claudia del Torto, coordinadora y fundadora de las instituciones Crecer sin Violencia y Red de Madres.
Asociación Argentina para la infancia.
Fuente: Agencia Latinoamericana de Noticias

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